DÍA 20: KATHMANDU - DHAKA ✏️ Travel Journeys of Bangladesh 4i1jn

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Nos despertamos a las 8:00, terminamos de hacer las maletas y salimos a desayunar. Para variar, unos pastelitos (2 cada uno) en una bakery local por 140 rps. Gastamos las últimas rupias que nos quedaban en agua, palomitas y pastelitos para el viaje y nos pusimos a buscar taxi para llegar al aeropuerto.

El aeropuerto está bastante cerca del centro, por el taxi pagamos 500 rupias, aunque seguramente se podría haber sacado más barato, pero no queríamos andar perdiendo tiempo por si acaso pillábamos atasco, algo muy normal en Kathmandú. A las 10:00 nos montábamos en el taxi, y para las 11:15 ya habíamos pasado todos los controles y estamos en la puerta de embarque, no sé cómo lo hicimos tan rápido porque había bastante tráfico. El vuelo salía a las 13:00.

Finalmente no tuvimos ningún problema para conseguir las tarjetas de embarque, en la ventanilla enseñamos los pasaportes y nos las dieron

Estábamos impacientes por montarnos en el avión, el día anterior habíamos hablado con la pareja de Bangladesh y nos habían dicho que el hermano de ella (K) estaría esperándonos en el aeropuerto.

El vuelo fue bien, apenas duraba 1 hora. Cuando íbamos descendiendo hacia el aeropuerto de Dhaka podíamos ver un resumen de lo que es el país. Grandes campos de arroz y grandes ríos que surcan toda su geografía.

Bajamos del avión y fuimos a hacer los trámites del visado. Era un poco jaleo, y unos chinos (o eso nos parecieron) nos tuvieron que explicar cómo teníamos que hacer. Tuvimos que rellenar un papel y pagar 50 dólares (le dimos un billete de 50 euros y las vueltas nos las dio en Takas). Finalmente nos sellaron los pasaportes y antes de salir pasamos a hacernos con una tarjeta SIM (800 takas) para poder comunicarnos con la gente de allí.

Cuando salimos del aeropuerto, no exagero si digo que había cientos de personas. Nos habían enseñado fotos de K para reconocerlo llegado el momento, pero salir y encontrarnos de golpe tanta gente… nos parecían todos iguales!!! Y encima todo el mundo venía encima nuestra, como es normal. Al final aparecieron K y su cuñado con un cartel con nuestros nombres. Salvados.

Fuimos en taxi hasta su casa, y no nos dejaron pagarlo. La casa estaba en un humilde barrio a las afueras de Dhaka, no muy lejos del aeropuerto. No sabíamos cómo decirles que no queríamos molestar, que podíamos quedarnos en un hotel, pero tenían todo preparado para nosotros y parecían muy contentos porque nos quedásemos en su casa. Nos habían comprado cocacola para que bebiésemos al llegar (para ellos la cocacola es carísima). En la casa vivían K, su hermana con su marido y los 2 hijos de estos, un chico de 14 años y una niña de 7.

Después de las presentaciones y de acomodarnos en nuestro cuarto, K nos llevó a dar una vuelta por los alrededores. Es curioso como a escasos metros de un barrio tan humilde, había un centro comercial súper moderno con un miniparque de atracciones en el que había hasta una montaña rusa con inversiones y todo.... Al rato volvimos a casa y conseguimos activar la SIM que habíamos cogido en el aeropuerto y así tener internet en el móvil, con lo que nos podíamos comunicar con ellos más fácil gracias al google traductor.

Y llegó la hora de cenar, había arroz con carne. Primero nos sirvieron a nosotros, el plato hasta arriba (nosotros que no somos de comer mucho…) y empezamos a cenar mientras ellos nos observaban. Para nosotros era una situación nueva, encima había que comer con las manos (mejor dicho con la mano, ya que la mano izquierda es impura y solo se puede comer con la derecha). Así que ahí estábamos, haciendo malabares con la mano para intentar comernos el plataco de arroz, aunque al final nos fuimos apañando. Desde aquí les habían avisado para que nos cocinasen con poco picante, así que yo creo que estaban expectantes a ver qué nos parecía, la verdad que estaba muy bueno.

Una vez terminamos nosotros se sirvieron ellos y cenaron. Eso sí que era destreza para comer con la mano!! Rebañaban el plato y todo. Primero cogían el arroz, lo prensaban un poco y con ello cogían la carne. Cuando terminaron, pasamos todos a nuestro cuarto y estuvimos un rato hablando. Con el traductor era bastante fácil, le hablábamos al móvil y éste lo traducía, después cambiábamos los idiomas y nos hablaban ellos. Nos preguntaban mucho por cómo era nuestra familia, nosotros les enseñábamos fotos… Se nos hicieron más de las 12 para cuando nos metíamos en la cama

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